El otoño: la vuelta a uno mismo

Sé que he tenido mucho tiempo olvidado mi blog y aunque no me enorgullece debo decir que puedo estar con la conciencia tranquila de que ha sido por causas mayores: un verano caluroso y ajetreado, nuevos retos, mucho trabajo y mucho tiempo para pensar y escribir por mi cuenta también 🙂 Pero todo proceso genera sus frutos, si se hace a su debido tiempo y bien.

Desde que ha comenzado el otoño estoy escribiendo cada día a través de un diario personal muy revelador diseñado por una gran profesional y la verdad es que desde que he comenzado no puedo esperar a que caiga la noche para escribir un poco.

La escritura es el arma más poderosa que tenemos para construirnos a nosotros mismos. Cuando escribimos, y sobretodo, cuando escribimos sobre nosotros, nos desvelamos, poquito a poco, pero profundamente. Escribiendo te pones a ti mismo sobre la mesa, pues das rienda suelta a tu mente que conecta con tus manos, de una forma más lenta. Y ya sabéis, que toda lentitud es un elogio para mí, que tiendo a hacer las cosas de forma muy apresurada, aunque seguro que no soy la única.

Dando clases a los chicos  trato siempre de obligarles a que escriban no sólo todo lo que vamos haciendo durante nuestras sesiones, sino también las reflexiones y preguntas que van surgiendo o que a ellos mismos se les generan. Esto no es sólo porque de esta forma se toman las cosas más enserio y tienen que hacer más esfuerzo (y de paso tengo más herramientas para evaluar su trabajo) sino también porque considero que escribiendo dejan de lado la prisa y acogen un ritmo más lento, de forma que conectan más con sus pensamientos y las cosas dejan de pasar porque sí para luego simplemente desaparecer, sino que quedan plasmadas de forma imperecedera (hasta que terminen en la basura) sobre un papel. Y es que todo lo que queda plasmado fuera de uno mismo, deja de acontecer sólo en el plano subjetivo, para abrirse ante los otros, ante el mundo. Y eso es siempre revelador. A veces no somos conscientes de lo que pensamos o decimos hasta que no lo vemos fuera, dicho en la boca de otro o estático en un papel.

Hoy escribo esta breve entrada para pisar mi propio terreno, que parece una tierra olvidada, pero porque va a ser reconquistada. En breve, cuando el tiempo, la organización y la gestión económica me lo permita, voy a reorganizar este blog y voy a rediseñarlo para darle una imagen más profesional que ofrezca más recursos.

El otoño es la estación que a mí personalmente me recuerda de forma más evidente que todo es cíclico, y como tal, ha llegado de nuevo. Como nosotros, también cíclicos, que llegamos de nuevo para volver a encontrarnos, después de haber estado mucho tiempo fuera, en el calor de las terracitas. Otra vez entre las cuatro paredes de nuestro hogar, abiertos a que las noches se vuelvan más largas para poder disfrutar de la lectura, la escritura, los sueños, las nostalgias y aburrimientos, y como no…la soledad y/o compañía.

Os espero con los brazos abiertos!

¿Y tú, que vas a hacer este otoño para encontrarte otra vez?

Philosophy & Flow para todos 🙂

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